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Cafés La Herencia

La producción de café tiene varias etapas que van desde la siembra, pasando por el tueste y posterior puesta a la venta para que el cliente disfrute de esta bebida tan apreciada en todo el mundo.

El primer proceso sería la siembra de la materia prima, el productor de café selecciona la variedad que va a plantar, en nuestro caso los granos proceden de la especie arábica. Dependiendo de las necesidades de la planta, las condiciones de la siembra cambiarán, por ejemplo, la variedad arábica se sitúa en cotas altas, con una temperatura y humedad de clima tropical mientras que la variedad robusta se cultiva en cotas más bajas, con temperaturas más altas.

Una vez la planta ha enraizado y ha comenzado a crecer, la recolección de estas se llevará a cabo cuando hayan pasado entre 3 o 4 años desde la siembra.

Transcurrido ese tiempo, el siguiente paso será la cosecha, se produce de forma anual cuando los frutos parecidos a las cerezas ya están maduros. Existen varias formas de recolección:

  • Manual grano a grano, que se emplea en la variedad arábica;
  • Raspado o despalillado, mediante el batido de las ramas, los granos caen estén maduros o verdes, y con el veteo en manta se separan.
  • Mecánico, empleado en las grandes productoras de café, mediante la vibración o cepillado de las ramas.

Tras la cosecha llega el despulpado, es decir, eliminar la capa que rodea la semilla o grano de café. Dos técnicas empleadas para ello, la seca y la húmeda.

  • La seca más empleada en los granos robusta, y en los arábica procedentes de Brasil. Los granos son extendidos en mantas y secados al sol, removiéndose constantemente. Este proceso suele durar 4 semanas, luego son molidos, así se separan de la cáscara, y posteriormente almacenados.
  • Húmeda, las bayas son sumergidas en agua y posteriormente se lleva a la despulpadora, quedando los granos con una capa pegajosa (mucílago), la materia resultante se deja fermentar durante 24 horas. Los granos son lavados de nuevo, secados y almacenados.

Con la materia prima ya en nuestras manos, se procede al tueste del café. Es en este proceso donde los granos se tornan del color marrón que conocemos y donde se adquieren todos esos matices que caracterizan una variedad, con sabores dulces, amargos, esos aromas inconfundibles a chocolate, frutos secos, flores. Los grados de tueste variarán en función del café que se quiera conseguir. Por ejemplo, en un tueste bajo los granos son de color canela, sabores más afrutados, y poca acidez; con un tueste medio, la tonalidad es más oscura, los cafés resultantes son más equilibrados, con sabores a chocolate o frutos secos, y mayores aromas; por último, con un tueste alto, el grano es de color negruzco, prácticamente sin cafeína y más amargo por la caramelización.

Tras el tueste del café procedemos bien a su embalaje, en bolsas ecológicas; o bien a la molienda del mismo, siempre en pequeñas cantidades para que no se pierdan tantas propiedades organolépticas, y llegue como recién molido a la casa del consumidor.